“La maternidad sin tantos rollos”

DeLiberadaMente

Ser madre es una elección de cada mujer, por lo tanto, lo primero para vivir una maternidad sana, plena y feliz es desmitificarla…

No todas las mujeres desean ser madres o disfrutan tanto del desempeño de este rol, y esto no implica que sean “peores o mejores” que las mujeres que colocan la maternidad y el ejercicio de la misma como su prioridad más importante.

Sin duda, en gran medida lo que hace la diferencia en cómo se vive y se transita el rol materno es la decisión de ser madre por voluntad propia y los motivos por los que se elige serlo.

Desmantelar y mirar de frente los mitos respecto a ser madres favorece que más mujeres puedan disfrutar de este rol (si así lo deciden) y construir su propia forma de serlo sin que esto demerite la labor que realizan y sobre todo, el amor que sienten hacia sus hijos.

Obviamente, en ciertos contextos, todavía hay un estereotipo muy marcado de cómo debe ser una mujer que es madre: dedicarse por completo a sus hijos, olvidarse de sí misma o postergar su bienestar, amar incondicionalmente o incluso soportar malos tratos, reclamos o rechazo por parte de sus hijos y tolerar estoicamente el egoísmo porque el mito de “la buena madre” sugiere que en lo último en lo que debe pensar una mujer que es madre es en sí misma, es claro que la práctica de la maternidad bajo estas exigencias lastima, desgasta y genera vínculos traumáticos, manipulación, culpa y decepción.

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En algunos casos, en la mujer madre que se siente obligada a renunciar a sí misma surgen en cierta medida resentimiento y frustración, considerando entonces que sus hijos e hijas tienen el deber de renunciar a su autonomía en la etapa adulta y estar con o para ella permanentemente.

Uno de los mitos respecto a la maternidad es considerar que las madres no pueden o no deberían tener una vida propia, es decir; no tener intereses que supuestamente las alejan del cuidado de los hijos y si incursionan en otro medio, por ejemplo, el laboral, estar dispuestas a renunciar a este si interfiere en las exigencias de su rol materno.

O que al tener hijos la mujer debe autoconceptualizarse más como madre que como mujer, renunciar al amor romántico o anular su vida sexual.

 Cada una tiene derecho a elegir cómo vivir su maternidad, pero es importante que estas decisiones se tomen desde la conciencia y no desde el seguimiento a ciegas de creencias irracionales, que dan lugar al sostenimiento de mitos que en la realidad o son muy poco prácticos o afectan la salud física y mental de las mujeres, al tiempo que limitan su desarrollo y crecimiento personal, académico, laboral o económico, cuando no tendría porque ser así, las mujeres madres que trabajan dentro y fuera de casa merecen una remuneración igual que la de sus compañeros varones, las mujeres que se divorcian o son madres solteras deben recurrir al apoyo legal ante la falta del cumplimiento de lo que es un derecho de sus hijos e hijas: la pensión alimenticia, ninguna mujer que elige ser madre tiene que olvidarse de sus sueños, de su crecimiento, de sí misma, la maternidad no es un obstáculo, lo que es un obstáculo son los mitos respecto a esta y la falta de equidad con la que se le llega a abordar.

Porque hay que reconocerlo, no es la maternidad la que limita a las mujeres en su calidad de vida, sino las exigencias que se marcan para las mujeres y no así en todos los casos para los padres de sus hijos, por lo que es indispensable levantar la voz para no permitir que los deudores alimenticios mientan o se escondan detrás de otras personas que les solapan siendo cómplices del abandono de responsabilidades.

No, la maternidad no te limita, te limitan los espacios que cierran o disminuyen tus oportunidades, que te excluyen por ser madre, te limitan tus creencias sobre una maternidad en la que pierdes tu autonomía o te pierdes a ti misma.

No es fácil romper con los patrones de la madre abnegada, pero es mucho más caro vivir con ellos para siempre.

 ¡No saben el gusto que me da saber que hoy en ciertos centros de trabajo ya es posible que las madres salgan por sus hijos a la escuela y/o que puedan llevarlos con ellas por ratos! ¡Es maravilloso ver a las mujeres trascender desde cada una de sus trincheras sean madres o no!

La maternidad no te hace que te pierdas de nada, la maternidad bien decidida suma a tu vida.

Y si no deseas ser madre igualmente es válido, es preferible admitirlo a tiempo que criar niños poco amados o peor aún, rechazados.

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Derribando los mitos de la maternidad las mujeres que elegimos ser madres podemos construir una maternidad completamente plena…

¿Cómo?

  1. Desmitificar la maternidad… vivirla lo más alejada posible de la ideas que lleven al sacrificio y no a un amor sano hacia nosotras y hacia nuestras hijas e hijos. Identificar claramente y derribar las creencias que limitan la vida de una mujer al ser madre.
  • Reconocer que NO hay madres perfectas y renunciar a pretender serlo…

La madre que ama sanamente no manipula y respeta la vida de sus hijos adultos evitando la intromisión o el chantaje, la madre que fomenta la autonomía, la individuación y la autorresponsabilidad, la que celebra la independencia y da libertad dejando de hacer falta es la que cumple con su papel eficazmente.

Saber que no hay madres perfectas aligera la carga de las expectativas sobre sí mismas.

Las madres también se equivocan, también se cansan, igual quieren tiempo fuera, lloran, se enojan, marcan límites y no son ni les interesa ser la mujer maravilla.

Admitir que ser madre es cansadísimo, aún cuando se vive en pareja y que por esto es importante que las mujeres madres se den o generen tiempo para sí mismas. Hoy en día, las madres trabajan fuera y dentro de su hogar,  el trabajo dentro de casa ya se reconoce como tal y se visibiliza la doble jornada de las mujeres que laboran fuera de casa.

  • La realización de la mujer no depende de ser madre, las mujeres que no desean ser madres y no lo son también se realizan. Así como las mujeres que son madres no deberían pretender que sus hijos adquieran la tremenda responsabilidad de su realización como mujeres.
  • El amor de una madre no tiene que ser completamente incondicional: El amor de una madre suele ser infinito y merece reciprocidad como en todos los vínculos de calidad, por lo que es necesario construir y  mantener dinámicas de relación sanas con sus hijos e hijas: comunicación efectiva, límites, reciprocidad.
  • Reconocer que tus hijos no tienen deudas pendientes contigo. No son lanzas ni motivo de discusión entre adultos. Liberar a nuestras hijas de repetir nuestros patrones como mujeres…
  •  Amar con  los brazos abiertos para arropar a los y las hijas y también para dejarles volar cuando son adultos
  • Amarse a sí mismas y construir una vida propia…
  • Ser el tipo de madre que eliges ser no el que tendrías que ser.
  • Reconciliarte con tu figura materna.
  1. Cuidar los extremos: No abandonar y tampoco, sobreproteger.

Ser madre es maravilloso para quienes disfrutamos serlo, en lo que si coincido (aunque no generalizo justo para no caer en mitos) es qué hay madres que si conocemos lo que es el amor infinito, genuino, indestructible, que corroboramos que más allá de todas las versiones del amor, está el materno, que supera por mucho a todos los anteriores… (Sin subestimar a los padres, hay muchísimos que también aman así de bonito a sus hijos e hijas… Y ojalá cada día sean más.).

Los vínculos sanos se construyen desde el respeto, la libertad y un amor infinito que incluye el amor propio, hay madres que lastiman si, hay madres de las que es preferible alejarse, también y es importante romper con las deidades parentales para reconocerlo y no resignarse a la herida materna.

Si se experimentan sentimientos de culpa creyendo que no se está siendo la madre que se desea ser y se está cruzando la línea del sacrificio, debes saber que  no vivirse en la culpa  libera, que muchas mujeres madres se sienten agotadas por este rol, que desean tiempo para ellas, que también se molestan con sus hijos, que algunas llevan con más dificultad el ser madres y que se sienten profundamente inconformes con sentir que no logran construir una vida propia y esto no significa que no amen a sus hijos.

Si no la pasas bien, busca apoyo, empieza terapia, no porque “estás mal o no eres normal” sino porque identificar y solucionar lo que te ocasiona conflicto beneficiará tu vida, la de tus hijos y el vínculo entre ustedes.

Habemos mujeres que no cumplimos con todos los estereotipos culturales de la maternidad, que  aprendimos a ser mamás de esta época, con un trabajo, pareja, con intereses propios, y que también amamos con todo el corazón a nuestros hijos, que al llevarnos bien con nuestro ser mujer nos llevamos con la maternidad a toda madre.

Ser madre sin tantos rollos simplifica y enriquece la vida de las mujeres, amar sin ataduras también aplica en el amor de madre, para ellos y ellas, tus hijos e hijas y para ti, por supuesto, también para ti.

¡Muchas felicidades y un gran abrazo!

Lorena Patchen

Psicoterapia presencial y en línea.

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